2010-03-01

3 brindis

Longoria levantó la copa y brindó con Malatesta.

- Por México. Por las mujeres que aún no he conocido, los bancos que aún no he asaltado, los nietos que no he tenido. Por los viejos camaradas y sus huesos que blanquean.

Se bebió la copa de un golpe, tomó la botella y llenó de nuevo. El vino desbordó y goteó sobre la mesa manchando la nueva tanda de pasaportes mexicanos que Longoria falsificaba en sus ratos de ocio para los muchachos salvadoreños.

- Brindo por los enanos, porque ellos ven las cosas en su justa y humilde dimensión, desde abajo. Brindo por el Sena y por los usos constructivos de la nitroglicerina. Brindo por los viejos amigos. Que sus huesos abonen los cementerios de nuestra memoria.

Bebió de nuevo. Podía estar en Paris o en la ciudad de México. Le importaba tres pares de cojones. Mientras no olvidará a los viejos camaradas, mientras recordará puntualmente de qué lado de la barricada viven, duermen, se acuestan y se levantan los huesos para ver amanecer.

Alzó ahora la botella y dijó:

- ¡Que se mueran los feos! - y se la bebió completa


Cuatro manos - Paco Ignacio Taibo II

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